Impulsados por los commodities y por las perspectivas a futuro, los activos de los mercados emergentes superaron, en promedio, al índice S&P 500 en el mayor rango desde la crisis financiera global de 2008.
Las acciones que cotizan en bolsa, divisas y bonos locales de los países en desarrollo se encaminan a cerrar noviembre como el mes con mayores alzas desde marzo de 2016.
Impulsados por los commodities y por las perspectivas a futuro tras los recientes movimientos de la Reserva Federal estadounidense (FED), los activos de los mercados emergentes superaron, en promedio, al índice S&P 500 en el mayor rango desde la crisis financiera global de 2008, según la agencia Bloomberg.
En la mayor parte de los últimos 14 años, los activos en los países de menores ingresos tuvieron menores rendimientos que sus contrapartes estadounidenses ya que, junto con un dólar fuerte, la mayor parte del estímulo monetario de la FED fluyó a los mercados de Wall Street.
Esta narrativa, sin embargo, comenzó a cambiar este mes.
Los principales bancos de inversión, incluidos Morgan Stanley y JPMorgan, anticipan que el dólar alcanzó su pico y se debilitará durante el año próximo, beneficiando a los mercados emergentes en el proceso y brindando un mayor aire para la recuperación de monedas como el yen y el euro.
Del mismo modo, un dólar más débil ayudará a reducir la inflación importada, aliviará el costo de las importaciones de alimentos en los países de menores ingresos, y reducirá los problemas de deuda para los países con tenencias en dicha moneda.
“Vemos espacio para una recuperación en los mercados emergentes”, afirmaron desde Morgan Stanley en un documento de perspectivas de estrategia para 2023, y agregaron: “Primero, esperamos ver un debilitamiento en las condiciones del dólar, lo cual siempre es un punto de partida que ayuda”.
Asimismo, proyectaron que “el crecimiento global se recuperará desde su punto más bajo en el primer trimestre hasta fin de año y será liderado por las economías emergentes”.
El Índice de Mercados Emergentes MSCI, que sigue la evolución de 24 países emergentes con 1.386 componentes, subió 12% en lo que va de este mes, el mayor avance desde marzo de 2016, lo cual duplica el ritmo de avance en su contraparte europea y quintuplica las ganancias del S&P 500.
La relación entre los activos emergentes y estadounidense saltó al 9,5% este mes, el mayor rango desde mayo de 2009.
“Los nuevos ciclos traen nuevos liderazgos y luego del mayor periodo bajista para el mercado emergente, observamos una fuerte recuperación en sus precios en 2023”, proyectaron desde Morgan Stanley.
Del mismo modo, las divisas emergentes se valorizaron 3,1%, en su mejor actuación desde marzo de 2016.
Otro motivo de las alzas es la política monetaria de los bancos centrales de estos países.
Diversos países emergentes como Brasil y Hungría subieron sus tasas de interés de forma proactiva –antes que en los países centrales- llevando a que los intereses reales retornen porcentajes superiores a los de los países desarrollados, si se los mide de forma acumulativa, favoreciendo las actividades del llamado “carry trade” en estos mercados.
Por último, los bonos emergentes también tuvieron mejores rendimientos que los estadounidenses en noviembre, con subas que no se registraban desde el año 2016, y revirtiendo un año que perfilaba grandes pérdidas para los bonos denominados en dólares y en monedas locales.
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