El nivel de actividad económica cerrará 2020 con una mejora del 10%, tras tres años consecutivos con registros negativos.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, dijo que la Argentina "está viviendo un proceso de fuerte recuperación económica: la actividad económica está creciendo de una forma sólida. Esperamos que este año el PBI crezca alrededor de 10%, y el 4% para el próximo".
Por su parte, el presidente del Banco Central (BCRA) , Miguel Pesce, señaló que "Argentina siempre te sorprende. Este año pensábamos que íbamos a crecer el 7% y ahora calculamos que será el 9%, y algunos analistas (privados) lo ven en el 10%", al participar en los primeros días de diciembre en la Conferencia Industrial organizada por la UIA.
El "crecimiento" que destaca el oficialismo para los economistas ortodoxos y la oposición es apenas un "rebote".
Más allá de las discusiones teóricas, lo cierto es que el Producto Bruto Interno (PBI) quebrará en 2021 tres años de caídas consecutivas: -2,5% en 2018; -2,2% en 2019 y -9,9% en el 2020, en medio de la primera ola de coronavirus y las medidas de aislamientos dispuestas para morigerar el avance del virus.
El sector fabril, por ejemplo, luego de haber perdido 7,5% en el 2020, acumulaba hasta octubre un crecimiento del 17%, si bien la variación interanual en ese mes subió 4,3%, por debajo de la tasa de dos dígitos que mostró entre febrero y septiembre.
Uno de los factores que ayudó a esta recuperación fue el crecimiento del 4,4% de la economía brasileña, que impulsó una mayor demanda del sector automotriz, y también de maquinaria agrícola.
Algo similar ocurrió con el sector de la construcción, duramente golpeado en el 2020 con una merma del 19,5%, que también hasta octubre, última fecha registrada por el Indec, acumulaba un crecimiento del 37,9%, pero con un aumento interanual para ese mes de sólo el 8,3%, quebrando 12 meses de crecimiento a tasas de dos dígitos.
Otro factor fundamental resultó el sector agrícola. La campaña que se inició en plena pandemia y terminó a mediados de este año dejó 128 millones de toneladas.
Toda esta gran cosecha, de la cual el 75% de la producción granaria se exporta, aprovechó los altos precios internacionales, algunos que no se veían desde mediados de los 2000, como los US$ 550 de la tonelada de soja, y esto le brindó un fuerte ingreso adicional a la economía argentina.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), hasta octubre la balanza comercial arrojó un superávit de US$ 13.940 millones, por encima de los US$ 12.600 millones de todo el 2020.
Si en los diez primeros meses del año se hubiesen registrado los mismos precios de 2020 el saldo comercial habría tenido un superávit de US$ 6.579, por lo que el país registró una ganancia en los términos del intercambio de US$ 5.707 millones.
En cuanto al consumo masivo, la incorporación de más personas al mercado de trabajo a partir de mediados de año, una vez consolidado el esquema de vacunación contra la Covid 19, y la actualización de los salarios, permitió que las ventas vayan alcanzando los niveles pre-pandemia, según destacan diversos análisis privados.
Todo esto se dio en marco en que el proceso inflacionario se acerca al 50%, por encima del 36% del 2020, cuando la actividad económica tuvo un importante parate por las medidas implementadas en medio de la pandemia.
El ministro Guzmán destacó que "es un objetivo central de la política económica atacar el problema inflacionario", y en este marco "consideramos que los acuerdos de precios e ingresos son un elemento necesario para que se pueda lograr una coordinación de las expectativas que permita reducir la persistencia del proceso inflacionario"
El funcionario consideró que este incremento se debió al "fenómeno global" del aumento de los precios internacionales, en particular de los alimentos, aunque también reconoció la presión adicional de "factores monetarios".
Guzmán también habló de las "restricciones externas" que enfrenta la economía argentina, y apuntó a las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para renegociar los US$ 44.000 millones que el país le debe al organismo desde la gestión de Mauricio Macri.
"Nadie puede considerar que Argentina tenga la capacidad de amortizar los vencimientos con el FMI en los plazos en los cuales fueron acordados en el programa Stand By de 2018 (por eso) lo que necesitamos como Estado Nación es lograr el mayor apoyo posible de la comunidad internacional para estar lo más fuertes posible" y acceder a un refinanciamiento sostenible, indicó.
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